“¿Cuáles son sus adicciones?”, es una de las preguntas que la criminóloga Mónica Ramírez Cano le hizo a Joaquín el Chapo Guzmán Loera, fundador del Cártel de Sinaloa, en 2016. “Ninguna, mi única adicción son las mujeres”, contestó el capo.
La criminóloga lo entrevistó para crear el perfil de uno de los narcotraficantes más famosos y despiadados de todos los tiempos. No es el único: también ha estado enfrente de asesinos como la Mataviejitas, el Mochaorejas, el Zeta 40, y muchos más.
Este lunes, Ramírez Cano publicó un video de cinco segundos en su cuenta de Twitter donde se puede ver a ella, utilizando una camisa blanca y un chaleco rojo, a un solo metro del Chapo, vestido con su uniforme de prisión.
Mónica Ramírez Cano posee información clasificada y relacionada con seguridad nacional e internacional.
La criminóloga estuvo presente durante toda la cacería llevada a cabo durante la administración de Enrique Peña Nieto en contra de líderes narcotraficantes en México.
Es originaria de Chihuahua y estudió Psicología para después especializarse en Criminología, Perfiles Criminológicos, Violencia Serial, Delincuencia Juvenil y Psicología Aplicada. Para ella la palabra miedo no existe: todos los días representan la posibilidad de hablar con uno de los criminales más peligrosos de todo el país.
“Si yo tuviera el miedo de la gente común que no está metida en esto, no podría estar sentada enfrente de personas que han cometido delitos gravísimos y que han dejado una herida muy profunda en nuestra sociedad”, señaló en diálogo con Infobae México.
Entre otros narcotraficantes a los que ha entrevistado, además de al Chapo y a Miguel Ángel Treviño Morales, Z-40, ex líder del cártel de Los Zetas, están Servando Gómez Martínez, la Tuta, líder de Los Caballeros Templarios, y Dámaso López Núnez, el Licenciado, del Cártel de Sinaloa, así como a decenas de asesinos seriales. Por cuestiones de seguridad y de confidencialidad, existe información que la criminóloga no puede compartir. Sin embargo, accedió a compartir algunos detalles: al capo no le gusta que lo llamen Archivaldo porque lo considera un nombre muy largo; en cambio, aprecia que lo llamen Joaquín, es adicto a las mujeres, y le gusta mucho hablar.
Además, Ramírez Cano señaló que tiene un rasgo de personalidad que lo hace respetuoso del matriarcado, una influencia muy marcada por su abuela y su madre, Consuelo Loera.
“Es una persona respetuosa, cuida mucho las formas, cordial, amable, muy reservada, pero cuando entablas confianza puedes platicar con él de manera extraordinaria, lo que te permite saber cómo opera su mente”, explicó la criminóloga. Aseguró que el Chapo, en su mente, es un “empresario” que encontró un área de oportunidad por la vía de la ilegalidad, y aunque demostró ser muy talentoso para los negocios ilícitos, su “IQ es normal”.
A diferencia de otros capos que tienden a personalizar más el ejercicio de la delincuencia, como el Z-40 que comete actos atroces de violencia, Guzmán Loera es un capo de la vieja escuela que respeta la palabra El Chapo considera, de acuerdo con sus pláticas, que el peor delito que existe es el secuestro, y sobre el narcotráfico opina que la gente consume drogas porque elige hacerlo. Tiene una frase que siempre pronuncia: “Los hechos son los que te recomiendan". Además de ser adicto a las mujeres, ante la especialista admitió tener 23 hijos reconocidos, asimismo, tiene un narcisismo marcado.
“No es un psicópata. Tiene rasgos psicopáticos y rasgos narcisistas que se reflejan en una necesidad de admiración, de sentirse único y especial”, expresó Ramírez, y añadió que siempre siente orgullo al contar que se levantaba a las 05:00 para ir a los plantíos y laboratorios a organizar a su gente y cómo terminaba su día hasta las 23:00 o 00:00 horas.
“Lo que tiene es una capacidad estratégica muy importante. Sabe a quién poner en el lugar preciso, a quién quitar y cómo mover sus piezas, como en un juego de ajedrez”, señaló.
Con información de EFE y AP
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